Julia Roberts se equivoca conmigo
resisto su mirada hora tras hora
y otras veces la pongo de castigo:
contra el piso su cara seductora.
Si va a decirme algo, no hago caso
si me guiña los ojos o algo d eeso
la oculto con un gesto de mi brazo
y le dejo en la boca congelado un beso.
Julia mira las paredes a porfía
sofoca con silencio su reproche
y yo, con mi desdén, la mortifico.
Le ignoro normalmente por el día
aunque a decir verdad todas las noches
la uso con pasión como abanico.