Raúl Rivero

¿Nada?

Donde moraba yo
otoñal y en harapos
y digo que moraba
porque sentí que vivía
como nunca allá adentro.
Donde yo residía
tembloroso y sutil
y era reconocido por las articulaciones
y las venas
y por el aire
que viajaba de ida y vuelta
a tus pulmones.
Allí, en tu circulación
y allá en tus pensamientos
que ahora alojan
otro huésped
¿no queda ni un dolor
ni unas cenizas?
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