Dios te salve María López
y otras hierbas del patio
de la vileza en la vejez
y te dé fuerzas para zafarte el nudo.
Dios te salve María
de las tentaciones y los vicios
y te veas libre del odio
de la envidia
y del silencio.
Dios te salve del suplicio
de los malos versos
y de la prosa de ferretería
y te propicie un espejo indulgente
para que te hagas una mujer conforme
con la fealdad y con las medianías.
Dios te salve, María López
porque tú sola
ya no puedes.