Leidy López

Sobre Chagall

Duerme
Se despertó
De pronto, pinta
Toma la iglesia y pinta con una iglesia
Toma la vaca y pinta con una vaca
Con una sardina
Con cabezas, manos, cuchillos
Pinta con un nervio de buey
pinta con todas las sucias pasiones de una pequeña ciudad judía
Con toda la sexualidad exacerbada de la provincia rusa
Por Francia
Sin sensualidad
Pinta con muslos
Tiene los ojos en el trasero
Y es de pronto vuestro retrato
Eres tú lector
Yo soy
Él es
Es su prometida
Es el tendero de la esquina
La vaquera
La partera
Hay cubos de sangre
Donde se lava a los recién nacidos
Cielos de locura
Bocas de modernidad
La torre en tirabuzón
Manos
Cristo
Cristo es él
Él pasó su infancia en la cruz
Se suicida todos los días
De pronto, no pinta más
Se despertó
Duerme ahora
Se estrangula con su corbata
Chagall se asombra de vivir todavía.

-   Blaise Cendrars

Judío nacido en la Rusia zarista, en Vitebsk, hoy Bielorrusia, bajo el techo penuria de una familia pobre de ocho hijos, Marc Chagall a una edad aún escasa, ni niño ni adulto, decide ser pintor. Contextualmente ni las condiciones materiales de su familia ni la coyuntura nacional e internacional venidera podrían ser aportes al sueño de un Chagall joven que apenas vivía; el estallido de la Primera Guerra Mundial, la revolución Rusa y posteriormente la Segunda Guerra Mundial ofrecen un panorama que a simple vista pareciera dificultoso para emplear creatividad y sensibilidad más allá de los escenarios bélicos de la época. Sin embargo, Chagall un artista vanguardista convertido en una ventana a la fantasía se establece como el inclasificable. El empleo del surrealismo, el cubismo, el expresionismo Ruso y el uso particular del color lo hacen un manifiesto visual de que el arte es “sobretodo un estado del alma”  que en su caso transforman la realidad del pintor en la sensibilidad de un soñador.
En cuanto a mí respecta, Chagall es una coincidencia de lo cotidiano, una canción de Silvio Rodríguez y la mención de un cuadro del artista en cuestión, en adelante, la inmersión en el sueño de los chagalles que me llevó incluso a llorar en el Museo Nacional frente al único cuadro que en persona he visto de él.  La razón es quizás mi gusto por lo sencillo pero sensible, un Chagall es inicialmente un dibujo sencillo, después es la imaginación en movimiento, ninguna de sus pinturas puede reducirse a una descripción uniforme, cada línea lleva un ritmo y cada obra expresa un movimiento diferente a las demás. Un cuadro de Chagall representa para mí la forma posible y más acertada de ilustrar con algo de fidelidad los sueños, la vaguedad de estos expresada en la elasticidad de cada elemento, a veces un estado gaseoso en el que todo flota y se acomoda en la mezcla de la armonía y la melancolía.
Un violinista, dos violinistas, un dibujo de París, otro dibujo de París, un gato de rostro apesadumbrado, una cabeza con rostro doble, un beso elástico; todo flota.
De mi gusto por Chagall, el detalle que se bien logra en las obras hace parte de la difusión del sueño, en los sueños se reúnen eventos simultáneos que la palabra no alcanza cuando se cuentan oralmente, una obra de Chagall entre más se mire más elementos recoge, es la memoria de la fantasía sin omisiones, el sueño ilustrado. Animales fantásticos, Jesús fantástico, la noche fantástica, el amor fantástico; eso dibujó y pintó Chagall.

En Chagall más allá de las acuarelas y los óleos, los dibujos son creaciones simples cuya apreciabilidad se fundamenta, en mi caso, en la inspiración de la que fueron resultado, donde la principal característica es la semejanza con los dibujos de un niño, las creaciones coloridas y fabulescas de la realidad que transmiten las sensaciones que pudo haber tenido Chagall al realizarlas. Dibujaba rostros humanos sin serle fiel a las formas y ángulos, sin embargo, lograba poner de manifiesto el semblante que cada rostro debía expresar, incluso en los animales cuyos rasgos poco se asemejaban a los de un animal real, no obstante, puede establecerse cuando se trata de un gato, un caballo o un ave, por ejemplo.
Poeta de la pintura como se le ha reconocido a Chagall, sus obras más allá de instaurarse bajo las lógicas de una técnica o una Escuela, respondían al impulso y la sensibilidad del autor, no es fortuito que Picasso se refiriera al trabajo de Chagall como la materialización de un estado extático; “Cuando Chagall pinta, no se sabe si mientras tanto duerme o sueña. Debe tener un ángel en algún lugar de su cabeza” . Exiliado en Estados Unidos en tiempos de la Segunda Guerra Mundial debido a su raíz judía, viudo, nacionalizado francés habiendo nacido en Bielorrusia, es Chagall una mezcla de “vacas, cabras, jamelgos, novias que vuelan y portan en su diestra ramos de flores del campo, novios que se besan todo el tiempo, violinistas, artistas del trapecio, bailarinas. Sueños. Vuelos. Música”  un trabajo pictórico y creativo que se enmarca en mucho y a la vez en nada, cubista, fauvista, surrealista, vanguardista, expresionista; Chagall inclasificable.

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