Sos una idea que habita en cuevas,
tengo por cabeza una madriguera que visitás incansablemente durante el día (y la noche)
buscando alimentarte en mi desesperanza.
Limpio la caverna de mi corazón para que cuando llegués
podas sentir que te seduce el fueguito que hoy me quema.
Hace días que siento que no se agotan las ganas de que mi cuevita humenate
sea paso obligado a tus pisadas.
Pero no llegás y las tripas empiezan a gritarle a la oquedad del corazón
que están tragando penas,
que la esperanza ya es dolor,
que sos ficción,
que sos el absurdo, que sos un mito,
el cuentico para niñas gritonas,
una fábula para acallar sus chillidos.
Que yo soy humo, que soy nube que se des-vive (como abortarse)
en horizontes que no son míos,
como Villa de Leyva que por distancia es más tuya que mía.
Pero siendo niebla, yo existo.
Y vos ¿Quién sabe?