Los versos son las huellas de mi alma, escritas en el aire, libres y errantes como pájaros en busca de horizontes desconocidos. En cada palabra, se esconde un susurro de mis pensamientos, un destello de mis emociones, un eco de mis sueños. Mis versos son vagabundos, inquietos, siempre en búsqueda de un lugar donde posarse y sembrar la semilla de la poesía. Caminan por los paisajes de mi memoria, explorando los recuerdos que yacen en lo más profundo de mi ser. Recorren las calles de la vida, capturando instantes furtivos, retratando momentos efímeros que se desvanecen en el tiempo. Mis versos son testigos de mi existencia, de mis alegrías y tristezas, de mis victorias y derrotas. En cada verso se esconde un pedacito de mí, un fragmento de mi ser que se desliza entre las palabras y se funde con la tinta en un baile etéreo de significados y metáforas. Mis versos son versátiles, cambiantes, como el viento que susurra secretos al oído de la noche. Se deslizan por el papel en una danza mágica de formas y colores, creando universos nuevos, realidades paralelas, mundos imaginarios. Mis versos vagabundos son como viajeros sin rumbo fijo, que se pierden en los laberintos de la creatividad y encuentran tesoros escondidos en cada esquina de la mente. Exploran las profundidades del alma, descubriendo misterios ocultos y revelando verdades olvidadas. Son como faros en la oscuridad, iluminando el camino hacia la introspección y la reflexión. En cada poema, se entretejen mis sueños y mis anhelos, mis miedos y mis esperanzas, creando un tapiz de emociones que se despliega ante el lector como un regalo de sinceridad y autenticidad. Mis versos son la voz de mi corazón, la melodía de mi alma, la expresión más pura y sincera de mi ser. Así, mis versos vagabundos continúan su viaje por el vasto universo de la poesía, buscando nuevos horizontes, explorando nuevos territorios, inspirando a aquellos que se atreven a adentrarse en el laberinto de las palabras. Porque en cada verso, se esconde un mundo por descubrir, una verdad por revelar, un suspiro de eternidad que perdura más allá del tiempo y el espacio. Mis versos vagabundos son el eco de mi alma, resonando en la inmensidad del universo poético.