De todo humano ingenio, nada adoro
más que las sendas caprichosas, libres,
que se entretejen con el polvo nórdico,
o el barro húmedo que el sur atesora.
Trazos en el paisaje, a veces finos,
otras anchos, serpientes de asfalto
que me llevan a mundos nunca vistos,
horizontes distantes, donde ensalto.
lo desconocido con mi alma alada.
Caminos, sois mi musa y mi sustento,
en vuestros pasos mi mente se desliza.
No hay nada que me dé más dicha y gozo,
que andar por las rutas a mi antojo,
donde la vida se convierte en prisa.