Dulce María Loynaz
Afílame las alas, afilador de rueda giradora, generadora de mínimas estrellas...
No tienes alas; lo creíste acaso porque viste detrás de ti la sombra de una espada.
Afílame la espada, afilador del silbato que quiebra las auroras...
¿Y dónde está tu espada? No la tienes. Lo creíste porque la pluma de tus versos se fue haciendo cada vez más pesada en tu mano...
Afílame la pluma, afilador del pie infatigable, de la razón infatigable.
Tampoco tienes pluma; lo creíste porque una espada se melló en tu aire y porque un ángel se escapó de tu alma.
Preferido o celebrado por...
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