Vuelvo a nacer en ti:
Pequeña y blanca soy... La otra
—la obscura—que era yo, se quedó atrás
como cáscara rota,
como cuerpo sin alma,
como ropa
sin cuerpo que se cae...
¡Vuelvo a nacer!... –Milagro de la aurora
repetida y distinta siempre...–
Soy la recién nacida de esta hora
pura. Y como los niños buenos,
no sé de dónde vine.
Silenciosa
he mirado la luz—tu luz...—
¡Mi luz!
Y lloré de alegría ante una rosa.