Cruz María Salmerón Acosta

Música de la jaula

A Alfredo Arvelo Larriva

Ave cautiva que ve el cielo
y como no puede soñar
el sueño suave de su vuelo
suelta sus trinos a volar.
 
El ala es polvo y se levanta,
más al azul no ha de subir,
y la canción que el alma canta
muere en el cielo de zafir.
 
Cisne enjaulado que suspira
por unos muslos de azahar,
en donde el cuello de su lira
hizo los nardos enflorar.
 
O ruiseñor que ebrio de luna
mira la rosa florecer,
y rima el beso que dio a una
rosa entre labios de mujer.
 
O acaso alondra prisionera
que siente el alba sonrojar
la faz celeste de la esfera
y aun sin querer rompe a cantar.
 
La melodía del sonido
de alegre música de amor,
alegre llega hasta mi oído,
mas suena triste en mi interior.
 
El ave lírica se encanta
en la armonía de rimar,
con una rima en la garganta
se duerme acaso sin pensar.
 
El alma en flor de primavera
de su bizarra juventud
se ha marchitado prisionera
como un niño en el ataúd.
 
Los ojos vagos de Cupido
ya se resisten a mirar,
porque los cierra convencido
que se han de abrir para llorar.
 
Cisne, tal vez cese tu llanto
cuando cansado de sufrir,
llores a Dios tu último canto
en el instante de morir.
Preferido o celebrado por...
Otras obras de Cruz María Salmerón Acosta...



Arriba