Huid, niños, de la muerte.
Jueguen. Apártense de mí.
No quisiera yo compartir la infinitud de una plaza,
Ni la risa que abre en el aire su más deseable rosa.
Enfermo de enfermas cosas estoy.
Soy una casa oscura
Que da a la noche, una casa
habitada tan sólo por los muertos.
Huid de mí, niños de la muerte.
Soy yo quien cierra una ventana a ustedes.
Soy yo quien pasa como un cadáver
Ante el asombro de todos.
Yo esperaba al ángel de ojos afilados.
Yo esperaba al ángel.
Y las ventanas se abrieron a la noche
Y yo no fui más,
Yo no fui,
Yo.