La longeva y oculta madreperla
cuando se hiere el blanco seno, vuelve
del sueño estéril y la herida envuelve
con su irisada lágrima, la perla.
Hay quien de su dolor se hace una joya;
y lo sé, porque canto lo que pierdo.
Sobre la misma herida del recuerdo
la mano del artífice se apoya.
La madreperla, solitaria afina
el oriente del nácar escondido,
como el amor en soledad sentido
de más clara pureza se ilumina,
y el silencioso tiempo lo engrandece,
como a la perla que en los años crece.