Enrique Banchs

La urna: 52

Si puesto a amar, indiferente y frío
desdeño el convivial lugar y cesa
de sonreír la gracia de la mesa
que es regocijo de hombre sano, ansío
 
olvidar este frívolo desvío;
si no alumbra en mis ojos la sorpresa
que antes me dio la natural belleza
(que me es ahora teatro del hastío),
 
no me importa; si el libro ya no tiene
la maravilla antigua, no me importa:
todo es como hoja seca que va y viene.
 
Mas lo que el pensamiento no soporta
es que haya roto por llamarme amante
mi voluntad de hierro y de diamante.
Preferido o celebrado por...
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