Sé de una fuente mansa y silenciosa
que sobre antiguo mármol se derrama
lenta y constante. El agua que rebosa
jamás refleja un rostro ni una rama.
Vierta la noche azul la luna en ella,
o abra su golfo de oro la mañana
donde naufraga la postrer estrella,
la solitaria fuente siempre mana.
¡Generoso dolor que siempre llora,
fuente que el agua da calladamente
como el Tiempo su hora!...
Conozco una pasión que nadie mira,
que nadie escucha y sin cesar suspira,
perdiéndose como agua de la fuente.