I
No el laborioso hierro que en el cipo
labra inmortalizada despedida
grabará el nombre oculto que emancipo
con vida oculta de postrera vida.
Lápida sin leyenda me anticipo,
cual conviene a quien sigue una perdida
labor, pues la mejor labor disipo
llorando una pasión inextinguida.
Inútil fui y al devorante abismo
bajaré sin haber dejado nada:
sombra de sombra me seguí a mí mismo...
Pero en mi tumba un eucalipto, allí
majestuoso y sombrío, a la mirada
del pasajero le hablará de mí.