No cayeron tumbadas por las balas,
se inclinaron tan sólo hasta la tierra
Madres adolescentes, centenarias abuelas,
Toscas mujeres, madres suaves,
Piedra humana doliente,
Leve corteza
Germinal.
Madres de estibadores,
Rugosa campesinas,
Chamuscadas obreras,
Demacrada legión con el rayo en los hombros
Y la noche en las trenzas;
Madres de embarcadizos
Con ojos desgastados por los puertos
Distantes,
Chiperas estrujadas como el maíz,
Lavanderas como agua de arroyo,
Tejedoras que tejen con el hilo nocturno
De su entraña,
Burreras matinales
Pastorales mujeres,
Esposas, hijas, novias populares,
Y también hijas sin padres,
Madres sin hijos…
En todas, pero en todas
La patria amanecía con profundas ojeras.
Su vientre,
Pan de tierra, su vientre taladrado
por el dolor y el hambre;
Su vientre, abeja valerosa,
Hizo el panal, la vida, su miel
Amarga y áspera,
A la luz de una vela de sebo,
En pobre catre,
Mirando un techo de hojas,
La noche, el cielo triste
Del amor y la muerte.