Ángel García

Tiempo.

Cómo no, parte 2.

Y el tiempo sigue pasando y sigue pesando y sigue pisando fuerte. Mientras tanto, mi sudadera sigue ondeando a media asta, mi sombra me sigue mordiendo en el alma y me sigue diciendo que cuando
tenga sed no me preocupe, que nunca faltarán tragos, que siempre serán amargos. Que la oscuridad y las sombras seguirán siendo selectivas, sobre todo en Salamanca. Que entre trago y trago de su fuente de estrellas fugaces, abril cruzó el puente a su sombra y no volvió. Que sigo teniendo aguas mil, para calmar a mi sombra.
Y nadie se mueve.
Todos esperan.

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