Mirándote los ojos te miro toda entera.
Toda entera deslumbras en su magia sombría.
así en un solo pájaro toda la melodía
y en una rosa única toda la primavera.
Ojos negros y próceros de claridad procera
que a tu beldad son dúplice blasón de señoría.
Sabios en luz y sombra, no saben todavía
que por ellos mi trágica desesperanza espera.
Y me forjo, mirándolos, el despotismo doble
de dos hermanos príncipes que con su brillo noble
subyugan un imperio presa de torvos males.
Porque mi alma sufre, tenebrosa de tedio,
con la fe melancólica del ansia sin remedio,
la tiranía fúlgida de tus ojos triunfales.