Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898 – entre Víznar y Alfacar, ibídem, 18 de agosto de 1936) fue un poeta, dramaturgo y prosista español, también conocido por su destreza en muchas otras artes. Adscrito a la llamada Generación del 27, es el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Como dramaturgo, se le considera una de las cimas del teatro español del siglo XX, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo. Murió ejecutado tras la sublevación militar de la Guerra Civil Española, por su afinidad con el Frente Popular y por ser abiertamente homosexual.
Rafael Alberti Merello (Puerto de Santa María, 1902 - 1999) Poeta español, miembro de la Generación del 27. Sus padres pertenecían a familias de origen italiano asentadas en la región y dedicadas al negocio vinícola. Las frecuentes ausencias del padre por razones de trabajo le permitieron crecer libre de toda tutela, correteando por las dunas y las salinas a orillas del mar en compañía de su fiel perra Centella. Una infancia despreocupada, abierta al sol y a la luz, que se ensombrecerá cuando tenga que ingresar en el colegio San Luis Gonzaga de El Puerto, dirigido por los jesuitas de una forma estrictamente tradicional.
Miguel Hernández (Orihuela, 1910 – Alicante, 1942) Poeta español. Adscrito a la Generación del 27, destacó por la hondura y autenticidad de sus versos, reflejo de su compromiso social y político. Nacido en el seno de una familia humilde y criado en el ambiente campesino de Orihuela, de niño fue pastor de cabras y no tuvo acceso más que a estudios muy elementales, por lo que su formación fue autodidacta.
Pedro Salinas Serrano (Madrid, 27 de noviembre de 1891 – Boston, 4 de diciembre de 1951) fue un escritor español conocido sobre todo por su poesía y ensayos. Dentro del contexto de la Generación del 27, se le considera uno de sus mayores poetas. Sus traducciones de Proust contribuyeron al conocimiento del novelista francés en el mundo hispanohablante. Al concluir la guerra civil española, se exilió en Estados Unidos hasta su muerte.
Jorge Guillén Álvarez (Valladolid, 18 de enero de 1893 – Málaga, 6 de febrero de 1984) fue un poeta y crítico literario español de la Generación del 27. Nació en Valladolid, donde residió durante su infancia y su juventud. Siempre dijo que “era de Valladolid”. Estudió sus primeras letras y Bachillerato en su ciudad natal y, aunque comenzó Filosofía y Letras en Madrid alojado en la Residencia de Estudiantes, se licenció en la Universidad de Granada. Desde 1909 hasta 1911 vivió en Suiza. Su vida transcurrió paralela a la de su amigo Pedro Salinas, a quien sucedió como lector de español en La Sorbona desde 1917 a 1923.
Vicente Pío Marcelino Cirilo Aleixandre y Merlo (Sevilla, 26 de abril de 1898 – Madrid, 13 de diciembre de 1984) fue un poeta español de la llamada Generación del 27. Elegido académico en sesión del día 30 de junio de 1949, ingresó en la Real Academia Española el 22 de enero de 1950. Ocupó el sillón de la letra O. Premio Nacional de Literatura en 1933 por La destrucción o el amor, Premio de la Crítica en 1963 por En un vasto dominio, y en 1969, por Poemas de la consumación, y Premio Nobel de Literatura en 1977.
Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas (Madrid, 22 de octubre 1898 – 25 de enero 1990) fue un literato y filólogo español, miembro de la Real Academia de la Historia y Premio Miguel de Cervantes 1978. Nació en Madrid y pasó su infancia en La Felguera (Asturias). Estudió en Madrid con los jesuitas de Chamartín. Se le considera miembro de la Generación del 27, también se le suele encuadrar dentro de la primera generación de la posguerra. Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras, se formó en el Centro de Estudios Históricos dirigido por Ramón Menéndez Pidal y tomó parte activa en las actividades de la Residencia de Estudiantes dirigida por el krausista Alberto Jiménez Fraud. Allí conoció a Federico García Lorca, a Luis Buñuel, a Pepín Bello y a Salvador Dalí; también conocerá en 1917 durante su veraneo en Las Navas del Marqués al que será su gran amigo, Vicente Aleixandre, al que hizo conocer el mundo de la poesía paseando por los maravillosos pinares de este pueblo y con el que convivirá en la España franquista.
Gerardo Diego Cendoya (Santander, Cantabria, 3 de octubre de 1896 – Madrid, 8 de julio de 1987) fue un destacado poeta y escritor español perteneciente a la llamada Generación del 27. Fue alumno de la Universidad de Deusto donde estudió la carrera de Filosofía y Letras, y donde conoce a quien seria después un amigo esencial en la vida literaria, Juan Larrea. Finalizada la carrera, se doctoró en Madrid. Desde 1920 fue catedrático de Lengua y Literatura en institutos de Soria, Gijón, Santander y Madrid.
(León Felipe Camino; Tábara, Zamora, 1884 - Ciudad de México, 1968) Poeta español. Representante de los creadores exiliados tras la Guerra Civil, sus versos poseen un talante crítico y de lucha contra las injusticias sociales. Hijo de un notario, pasó su infancia en Sequeros (Salamanca) y en 1893 se trasladó con su familia a Santander. Tras estudiar en Madrid, ejerció de farmacéutico en varias ciudades al tiempo que trabajaba como actor para una compañía de teatro itinerante. Estuvo encarcelado por deudas, administró los hospitales de Guinea, y en 1922 viajó a México, donde desempeñó labores de bibliotecario en Veracruz antes de ser agregado cultural de la embajada española y profesor de literatura en diversas universidades americanas. Al estallar la Guerra Civil española se encontraba en Panamá, desde donde regresó a España para apoyar la causa republicana. En 1938 se exilió definitivamente en México. Su obra poética se abrió con Versos y oraciones del caminante (1920), cuya sencillez temática y estilística distanció al autor de las corrientes posmodernistas del momento. En el segundo volumen de Versos y oraciones del caminante (1930) vuelven los temas intimistas centrados en la experiencia cotidiana, pero el tono elevado y profético revela el magisterio de W. Whitman, que fue traducido por el autor. La actitud moral comenzó a manifestarse en su siguiente obra, Drop a star (1933), donde las influencias de Whitman, A. Machado, M. de Unamuno y T. S. Eliot se fundieron con un modelo expresivo inspirado en la Biblia, que fue característico de su producción. La experiencia de la guerra civil y el exilio posterior configuraron una voz poética combativa y rebelde, especialmente a través de La insignia (1937), El payaso de las bofetadas y el pescador de caña (1938), El hacha (1939), Español del éxodo y el llanto (1939) y El gran responsable (1940). En estas obras León Felipe encarnó la figura del poeta vidente, entre prometeico y quijotesco, que enuncia su discurso de una manera casi mística: la palabra actúa como una fuerza que redime a los humildes de los sufrimientos e injusticias, aunque a veces sea tan sólo un grito desesperado. Sus composiciones, de gran fuerza lírica y hondo contenido social, rememoran el drama de la guerra, la derrota y el destierro, al tiempo que reflejan la condición humana con apasionado idealismo. Los versos destacan por la sobriedad del léxico, y por un ritmo amplio y reiterativo que le comunica una sonoridad semejante a la de los versículos bíblicos, aunque en ocasiones incurran en lo prosaico o parezcan fruto de un fácil verbalismo. Después de Ganarás la luz (1943), y Parábola y poesía (1944) publicó Antología rota (1947), selección de poemas que llegó a gran número de lectores. Posteriormente aparecieron España e Hispanidad (1947), Llamadme publicano (1950) y El ciervo y otros poemas (1958), este último un canto elegíaco provocado por el fallecimiento de su esposa. En su libro postrero, titulado ¡Oh, este viejo y roto violín! (1965), reflexiona sobre el tiempo, el sueño y la muerte, temas centrales de su última etapa. Referencias Biografías y Vidas – biografiasyvidas.com/biografia/l/leon_felipe.htm
Manuel Altolaguirre Bolín (Málaga; 29 de junio de 1905 - Burgos; 26 de julio de 1959) fue un poeta español. Estudió bachillerato en el colegio de los jesuitas San Estanislao en Málaga y Derecho en la Universidad de Granada, carrera que nunca ejerció. Su vocación más temprana fue la de impresor y editor. Aparte de la revista "Litoral", publicó en otras revistas importantes y junto con su mujer, la poetisa Concha Méndez editó, en la colección Héroe, libros fundamentales de poesía. En 1933 obtuvo el Premio Nacional de Literatura. Desde la Guerra Civil Española vivió en París, Cuba y México.
Rafael de León y Arias de Saavedra, también conocido como Maestro León, Conde de Gómara, Marqués del Moscoso y Marqués del Valle de la Reina (Sevilla, 6 de febrero de 1908 – Madrid, 9 de diciembre de 1982), escritor y poeta español de la Generación del 27, autor de letras para copla, formando parte del trío de autores Quintero, León y Quiroga. Rafael nace en el seno de una familia de la nobleza de Sevilla. Durante su juventud frecuenta cafés cantantes y teatros de variedades de la capital andaluza y en esos medios vive un ambiente liberal y permisivo que concedía el nuevo Régimen Republicano.
Concepción Méndez Cuesta (Madrid, 27 de julio de 1898 - México, 7 de diciembre de 1986), conocida como Concha Méndez, fue una escritora española de la Generación del 27, especialmente conocida por su obra poética. Su obra poética está recogida en Poemas 1926-1986, edición preparada por el marido de su nieta Paloma, el profesor James Valender. Sus tres primeros libros, "Inquietudes", "Surtidor", "Canciones de mar y tierra" constituyen una trilogía caracterizada por la influencia del Alberti neopopularista y por la incorporación al verso de todo aquello que en los años veinte representaba la modernidad: el deporte, el cine, los automóviles.
Luis Cernuda Bidón (Sevilla, 21 de septiembre de 1902 – México, D.F., 5 de noviembre de 1963) fue un destacado poeta y crítico literario español, miembro de la llamada Generación del 27. Su educación fue rígida e intransigente debido al carácter y a la condición militar de su padre. Con motivo de la traslación de los restos de Bécquer a los nueve años de su edad, empieza a leer poesía y, más tarde, un profesor lo anima a escribir versos y le corrige los que compone. Empieza a estudiar Derecho en la Universidad de Sevilla en 1919, siendo uno de sus profesores Pedro Salinas, quien lo ayudó con sus primeras publicaciones. Al año siguiente fallece su padre. En 1923 deja la Universidad de Sevilla para hacer el servicio militar e ingresa en el Regimiento de Caballería de Sevilla. En 1924 volvió para terminar la carrera, lo que consiguió en 1926. Asiste con Higinio Capote y Joaquín Romero Murube a las tertulias literarias organizadas por Salinas, lee a los clásicos españoles y a autores franceses, especialmente André Gide, que supone para él una revelación. En 1925 conoce a Juan Ramón Jiménez y publica sus primeros poemas en Revista de Occidente. En 1926 viaja a Madrid; colabora en La Verdad, Mediodía y Litoral, esta última la revista malagueña del matrimonio formado por Manuel Altolaguirre y Concha Méndez, a los que siempre le unirá una gran amistad, incluso en el exilio mexicano. Lee a los surrealistas franceses, y le influyen en especial Pierre Reverdy y Paul Éluard; a este último lo traducirá más tarde. En 1927 publica su primer libro lírico, Perfil del aire en la imprenta malagueña de Prados y Altolaguirre, pero es atacado por Juan Ramón Jiménez, quien considera a este libro demasiado influido por Jorge Guillén; esto no se lo perdonará nunca Luis Cernuda. En diciembre asiste a los actos celebrados en el Ateneo de Sevilla con motivo del tercer centenario de la muerte de Góngora, pero sólo como oyente, aunque ya había conocido a varios miembros de la que sería denominada después Generación de 1927. En 1928 fallece su madre, visita a sus amigos malagueños (Altolaguirre, Prados, Méndez e Hinojosa); marcha a Madrid, donde conoce a Vicente Aleixandre; en noviembre Salinas le ayuda a conseguir un lectorado de español en la Universidad de Toulouse; viaja también a París, donde se aficiona al cine. Se traslada luego a Madrid en 1929 y allí, desde 1930, trabaja en la librería de León Sánchez Cuesta; asiste a diversas tertulias en compañía de Vicente Aleixandre y de Federico García Lorca; este último le presenta (1931) a un joven actor gallego llamado Serafín Fernández Ferro y Cernuda se enamora de él; pero este no le corresponde sino sólo cuando necesita dinero; este amor insatisfecho inspirará sus libros Donde habite el olvido y Los placeres prohibidos. Gerardo Diego lo incluye en su Antología (1932) y, concluida su relación con Serafín, Cernuda se involucra en el proyecto de las Misiones pedagógicas, primero en la sección Bibliotecas y luego en el Museo ambulante; con ellos recorre los pueblos de Castilla y Andalucía y conoce a Ramón Gaya y al pintor Gregorio Prieto; colabora además en la revista Octubre de Rafael Alberti (1933). Al año siguiente publica Donde habite el olvido y empieza a leer a los poetas del Romanticismo europeo; visita otra vez Málaga. Colabora en la revista Cruz y Raya de José Bergamín y publica en ella sus traducciones de Hölderlin (1934). En 1936, poco antes de estallar la Guerra Civil, interviene en el homenaje a Valle-Inclán y publica la primera edición de su obra poética completa hasta entonces, bajo el título de La realidad y el deseo. Se entera del asesinato de Federico García Lorca y le escribe una sentida elegía, "A un poeta muerto (F. G. L.)", cuyos dos últimos párrafos fueron censurados. Pasó dos meses como agregado de la Embajada Española en París y vuelve a Madrid, donde se alista en el Batallón Alpino; con él es enviado a la Sierra de Guadarrama. En abril de 1937 se traslada a Valencia, donde colabora con Hora de España y publica la citada elegía a Lorca; participa allí en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas de Valencia, donde conoce a Octavio Paz, a quien volverá a ver más adelante en México. En el verano interpreta el papel de Don Pedro en la representación de Mariana Pineda dirigida por Altolaguirre. En 1938 parte al Reino Unido a dar un ciclo de conferencias y conoce a Rafael Martínez Nadal, quien será luego uno de sus estudiosos. En Oxfordshire ejerce de tutor de niños vascos refugiados, lo que le inspira el poema «Niño muerto»; luego trabaja como profesor en el internado Cranleigh School. Lee a los clásicos ingleses, en especial a los poetas metafísicos y a T. S. Eliot, pero también a Constantino Cavafis. Trabaja como lector de español en la Universidad de Glasgow, la Universidad de Cambridge (1943) y el Instituto Español de Londres (1945), pasando los veranos en Oxford en compañía del pintor Gregorio Prieto. Termina Las nubes y escribe los poemas en prosa de Ocnos. En 1944 un nuevo amor le inspira los poemas de Vivir sin estar viviendo y desarrolla una intensa labor de crítico literario, publicando en el Bulletin of Hispanic Studies varios ensayos sobre poesía española; traduce Troilo y Cresida de Shakespeare (1945). En 1947 se inicia su exilio norteamericano; allí enseña literatura en el colegio de señoritas de Mount Holyoke (Massachusetts), puesto que desempeñará hasta 1952, y logra por fin la ansiada estabilidad económica; tres viajes a México en 1949, 1950 y 1951 le hacen desear volver a vivir en una tierra donde se habla el español, en compañía del amplio exilio republicano refugiado allí gracias a la hospitalidad del presidente Lázaro Cárdenas. En 1951 es invitado por la revista Orígenes para dar conferencias en Cuba y amista con el escritor Lezama Lima; además se reencuentra con María Zambrano. Por fin consigue dejar su puesto y establecerse en México capital en 1952; allí se enamora de un culturista, Salvador Alighieri, que había conocido en las vacaciones de 1951; a él están dedicados los Poemas para un cuerpo. En México vuelve a ver a Octavio Paz y a los Altolaguirre, en especial a su mujer, Concha Méndez, con la que pasa una temporada en 1953 en Coyoacán. Desde 1954 trabaja en la Universidad Nacional Autónoma de México como profesor por horas e investiga con una beca de El Colegio de México; colabora en diversas revistas mexicanas. En 1955 su figura es reivindicada en España por un grupo de jóvenes poetas cordobeses, el Grupo Cántico, lo que supone para él una gran satisfacción; en 1956 emprende la redacción de los primeros poemas de Desolación de la Quimera y en 1957 se imprimen los Poemas para un cuerpo y sus Estudios sobre poesía española contemporánea. Publica en México en la Cultura su biografía literaria, «Historial de un libro», con motivo de la tercera edición revisada y ampliada de La realidad y el deseo (1958). En 1959, con motivo del fallecimiento de Manuel Altolaguirre, se ocupa de editar las Poesías completas de su amigo y empieza a mantener correspondencia con jóvenes poetas españoles. En 1960 Carlos Barral le publica en Barcelona los ensayos contenidos en las dos partes de Poesía y literatura y en verano imparte un curso en la Universidad de California en Los Ángeles; entre 1961 y 1962 es profesor visitante en San Francisco y en este último año se publica en México Desolación de la Quimera; entre 1962 y 1963 vuelve a impartir un curso en Los Ángeles y el 5 de noviembre fallece en la Ciudad de México y es enterrado pocos días después en la sección española del Panteón Jardín. Nunca negó su condición homosexual, factor que le hizo ser considerado en su patria un «raro» y rebelde, dada la mentalidad poco abierta de la España de entonces, «un país donde todo nace muerto, vive muerto y muere muerto», como dirá en Desolación de la Quimera. La consciencia de su aislamiento se expresa en una de sus imágenes más conocidas: Cernuda se ve a sí mismo «como naipe cuya baraja se ha perdido». Poesía La poesía cernudiana es una poesía de la meditación, y consta de cuatro etapas, según Octavio Paz: los años de aprendizaje, la juventud, la madurez y el comienzo de la vejez. A la etapa inicial pertenecen las primeras poesías, publicadas en 1927 con el título de Perfil del aire —que muestran a un poeta elegante en su contemplación elegíaca del mundo— y Égloga, elegía, oda, escrito entre 1927 y 1928, que rinde homenaje a la tradición clásica a la vez que toca algunos temas muy cernudianos: amor y eros en especial. Comienza el ciclo de la juventud con Un río, un amor y Los placeres prohibidos, escritos entre 1929 y 1931. Esos dos libros revelan la adhesión de Cernuda al surrealismo. Aunque el clasicista que siempre hubo en él atempera muchas veces la ruptura formal, lo esencial de esos poemarios es su espíritu de rebeldía contra el orden establecido. En Los placeres prohibidos la rebelión crece con la abierta reivindicación de la homosexualidad. Donde habite el olvido (1934) es un libro neorromántico, «superbecqueriano», que desarrolla una elegía amorosa. Invocaciones, de 1934–1935, presenta al neorromántico dilatándose en amplios poemas que celebran las glorias del mundo y exaltan la misión del poeta. El período de madurez arranca con Las nubes (1940 y 1943), uno de los más bellos libros de poesía sobre la Guerra Civil, donde lo elegíaco alcanza su plenitud. Bajo el estímulo de la lírica inglesa, incluye monólogos dramáticos, como «La adoración de los magos». Prolonga tono y estilo en Como quien espera el alba (1947). Obsesionado con sus recuerdos sevillanos, elabora en prosa Ocnos (1ª ed. en 1942, luego ampliada: 1949 y 1963), esencial para entender su mitología del Edén perdido. En México se desarrolla su última etapa. Allí compondría Variaciones sobre tema mexicano (1952), Vivir sin estar viviendo (1944–1949) y Con las horas contadas, de 1950–1956, que en ediciones posteriores incorporará Poemas para un cuerpo (Málaga, 1957). Es perceptible la sustitución de la anterior musicalidad elegante, garcilasiana, por un ritmo seco, duro, y por la renuncia a toda ornamentación en favor del concepto. Este estilo alcanza su plenitud en Desolación de la Quimera (1962). Cernuda es autor de una obra crítica (Estudios sobre poesía española contemporánea, 1957, o Poesía y literatura, I y II, 1960 y 1964) que, más allá de algunas arbitrariedades, ha permitido revisar tópicos y estimaciones. En ella, Cernuda reivindica a Campoamor, expresa su admiración por su amigo Federico García Lorca y enjuicia con severidad la obra de Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas y Jorge Guillén. En 1985 se editó su única obra de teatro, La familia interrumpida. Teoría poética Fue el propio Luis Cernuda quien esbozó su evolución poética en «Historial de un libro», trabajo publicado primitivamente en Papeles de son Armadans y recogido posteriormente en su Poesía y literatura. Toda crítica literaria de su obra ha de referirse necesariamente a este trabajo del autor. Tradición y originalidad Para Cernuda, el respeto a la tradición literaria y la aportación de originalidad en su obra deben ir en perfecto equilibrio. No se debe dar mayor peso a una o a otra. Para él, el respeto a la tradición es algo fundamental, pero no entiende esa tradición solamente como el respeto a la obra de autores españoles, sino que abarca el conjunto de la literatura europea desde Homero. Entre las presencias de la tradición que más claramente se ven en sus poemas encontramos: * Garcilaso. Tanto por su métrica (como se ve en el libro Égloga. Elegía. Oda), como por sus temas (el amor, la visión idealizada de la naturaleza y la presencia de la mitología clásica). * Bécquer, y los poetas que inician el Simbolismo (Baudelaire, Paul Verlaine, Paul Valéry, Mallarmé, Friedrich Hölderlin[cita requerida]) , que le aportan el concepto del poeta como un ser sobrenatural que tiene la capacidad de percibir lo que otros no pueden. * Los poetas platónicos (Fray Luis de León, T.S. Eliot[cita requerida]), le aportan la visión de la naturaleza como un mundo de orden y paz, frente al caos humano. * En Historial de un libro señala asimismo el influjo que ejercieron sobre él la poesía de los poetas metafísicos ingleses, la de Hölderlin y la de Constantino Kavafis. Junto a todas estas presencias de la tradición cultural europea, Cernuda también tendrá en cuenta la obra de sus contemporáneos: * Juan Ramón Jiménez, por la visión subjetiva de la realidad y por la idea de que la verdadera literatura es aquella que se dirige a la esencia de las cosas, eliminando la superficialidad. * Los poetas del 27 le enseñan a enfrentarse a la obra literaria desde la perspectiva del Surrealismo. En la poesía de Cernuda, en fin, la presencia de la tradición se conjugará con la originalidad de su aportación, fruto de sus peculiaridades biográficas. La función del poeta La función del poeta en la obra de Luis Cernuda entronca perfectamente con la tradición romántica, según la cual el artista aparece como un ser solitario dotado de un don sobrenatural que le permite ver y expresar lo que otros no pueden. En esta línea, Cernuda se nos presenta como un integrante de una tradición que arranca con los románticos, sobre todo con los alemanes como Hölderlin, Novalis o Heinrich Heine y que en España representa la figura de otro sevillano, Gustavo Adolfo Bécquer. El poeta es, por tanto, un «elegido», bien sea por Dios o por el Demonio. Es un ser maldito, marginado por la sociedad, hecho del que deriva su soledad total. En el caso de Cernuda, esa condición de maldito, de diferente, viene reforzada por su forma distinta de entender el amor. Su homosexualidad choca frontalmente con los usos y las normas propias de la sociedad burguesa a la que pertenece y en la que vive. Como consecuencia del sentimiento de la diferencia, la actitud del poeta sevillano frente al mundo se definirá por la rebeldía y por el sentimiento de frustración provocado por el choque constante entre la realidad que vive y el deseo de vivir, de amar, de forma diferente. Los temas de la obra poética El núcleo temático de la obra de Cernuda es la antítesis entre la realidad y el deseo, hecho que explica que a partir de 1936 titulara el conjunto de su poesía con esta oposición. Esta antítesis nace, sin duda, de las peculiares circunstancias vitales del poeta sevillano, pero entronca perfectamente con lo que en los poetas románticos y simbolistas era la colisión entre la libertad individual y la sociedad burguesa, además de ser un tema característico de la poesía del siglo XX, como lo demuestra su aparición en poemas de autores muy variados, desde Antonio Machado, a Federico García Lorca, pasando por Rafael Alberti, por citar solamente a algunos contemporáneos de Cernuda. El tema de la realidad frente al deseo podemos concretarlo en la obra de Cernuda en una serie de motivos temáticos recurrentes: * Soledad, aislamiento, marginación y sentimiento de la diferencia. * Deseo de encontrar un mundo habitable que no reprima ni ataque al individuo que se siente y se sabe diferente. En el intento por encontrar ese mundo habitable deseado, a veces el poeta se dirige al pasado, a la niñez, con lo que enlazamos con el tema de los «paraísos perdidos», tan característico de la literatura contemporánea. * Deseo de encontrar la belleza perfecta, que no esté ensuciada por la realidad, por la materialidad. * El amor, como el gran tema cernudiano. Este motivo adopta distintos planteamientos a lo largo de su obra que podemos reducir a cuatro momentos: Un amor no disfrutado, pero presentido. Entendido más como experiencia literaria, leída. Es lo que encontramos, principalmente, en el libro Los placeres prohibidos. La experiencia amorosa marcada por la insatisfacción, por el dolor y el fracaso, por la incomprensión. Lo podemos encontrar, principalmente, en el libro Donde habite el olvido. El amor como experiencia feliz, exaltada, pero marcada por la brevedad. Así lo leemos en los Poemas del cuerpo. El tiempo y su discurrir es otro de los grandes temas del poeta sevillano. Vinculados a este motivo temático encontraremos el deseo de juventud eterna, marcada por las experiencias amorosas, por la belleza y por la fuerza de espíritu que le permite mantener una actitud rebelde frente al mundo que le oprime; la nostalgia de la infancia, asociada a la ingenuidad y, por ello, a la felicidad y el deseo de eternidad, de llegar a fundirse con la Naturaleza en un universo perfectamente ordenado. * La naturaleza. Es clara la oposición que se produce en los poemas de Cernuda entre el mundo burgués, contra el que el poeta reacciona de maneras diversas, y el mundo natural, considerado como un paraíso en el que el artista puede vivir en perfecta armonía. Ese mundo social burgués viene marcado por el caos, es la realidad, y frente a él, el orden natural, el deseo. Esa naturaleza cernudiana viene dominada por la espontaneidad y por la proyección libre de los sentimientos y los instintos que en el ámbito burgués deben ser reprimidos. Referencias wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Luis Cernuda
José María Hinojosa Lasarte (Campillos, 1904 - Málaga, 22 de agosto de 1936) fue un poeta español de la Generación del 27, introductor en España de la poesía surrealista. Fue codirector, con Manuel Altolaguirre, de la celebérrima revista Litoral. Perteneciente a una rica familia de hacendados. Murió asesinado al comienzo de la Guerra Civil Española en la puerta del cementerio de San Rafael, de Málaga, víctima de la represión republicana.
Josefina de la Torre Millares (Las Palmas de Gran Canaria, 1907−Madrid, 12 de julio de 2002) fue una poetisa, novelista, cantante lírica y actriz canaria vinculada a la Generación del 27 y la corriente vanguardista hispánica de la primera mitad del siglo XX. Está en la nómina de Las Sinsombrero. Comenzó a escribir poesía a los nueve años, en 1915, cuando compuso unos versos dedicados al poeta modernista canario Alonso Quesada, aunque un año antes ya había escrito un poema de homenaje a Benito Pérez Galdós, y a los 15 comenzó a publicar en revistas.1 La influencia de su hermano Claudio, novelista y dramaturgo en auge en aquel momento, y Premio Nacional de Literatura en 1926, fue muy importante para su iniciación en el campo de la literatura y también de la representación teatral. Así en 1928, creó en su casa de Las Canteras el llamado Teatro Mínimo que dirigía su hermano Claudio.
Mauricio Bacarisse fue un poeta, narrador, novelista, ensayista, traductor y colaborador de medios de prensa de España. Pertenece cronológicamente a la generación del 27. Nació en Madrid el 20 de agosto de 1895. Estudió en la capital de España y desempeñó la cátedra de filosofía en los institutos de Mahón, Lugo y Ávila. Fundó junto a su amigo Ramón Gómez de la Serna las tertulias del café de Pombo. Se le considera un poeta de transición entre el modernismo y el ultraísmo, movimientos de los que se separa para componer una poesía pura, al estilo de la cultivada por Juan Ramón Jiménez.
Pedro Garfias Zurita (Salamanca, 20 de mayo de 1901 – Monterrey, México, 9 de agosto de 1967) fue un poeta español de la vanguardia perteneciente a la Generación del 27. Su infancia y juventud transcurrieron en Sevilla y Córdoba. Desde 1918 vivió en Madrid la bohemia literaria al llegar a esta capital para estudiar Leyes, carrera que nunca terminó. Al término de la guerra se exilió, pasó a un campo de concentración francés y luego, en abril de 1939, a Inglaterra, donde vivió en un castillo y empezó a alcoholizarse. Allí compuso su “poema bucólico con intermedios de llanto” titulado Primavera en Eaton Hastings, libro publicado al llegar, el 13 de junio de 1939, al puerto de Veracruz (México), evacuado a bordo del buque francés Sinaia como parte del primer contingente de mil seiscientos veinte republicanos expulsados de su patria. Cantor de Stalin como su prologuista Juan Rejano y demás demócratas defensores de la Cultura, acabó refugiándose en el periodismo y en el alcohol.
Carlos Bousoño Prieto (Boal, Asturias, 9 de mayo de 1923-Madrid, 24 de octubre de 2015) fue un poeta, profesor universitario de literatura y crítico literario español. Estudió los dos primeros años de la carrera de Filosofía y Letras en Oviedo y se trasladó a Madrid a los diecinueve años para concluirlos en 1946 en la Universidad Central, hoy Complutense, con premio extraordinario. En esta época universitaria se relaciona con diversos poetas como Dámaso Alonso, o Bartolomé Llorens. En esa misma universidad se doctoró en 1949 con la primera tesis en España sobre un escritor aún vivo, Vicente Aleixandre, poeta de la Generación del 27 galardonado más tarde con el Premio Nobel de Literatura (1977). Su tesis fue publicada con gran éxito (La poesía de Vicente Aleixandre, 1950) y sigue considerándose hoy el mejor y más profundo estudio sobre la poesía de este autor.
Rafael Laffón Zambrano (Sevilla, 1895 - ibídem, 1978) fue un escritor español miembro de la Generación del 27, consagrado a la poesía y la crítica. Biografía Estudió en su ciudad derecho y filosofía y letras, licenciándose en la primera. Residió siempre en Sevilla, llevando una existencia retraída y alejada de los vaivenes políticos como funcionario técnico de la administración. Colaboró en numerosas revistas y periódicos españoles e hispanoamericanos y su poesía ha sido traducida a distintos idiomas. Con Alejandro Collantes, Joaquín Romero Murube, Eduardo Llosent, Juan Sierra y Rafael Porlán, fundó en 1926 en Sevilla el grupo y revista Mediodía. Fue premio nacional de poesía en 1959 con La rama ingrata. Su última época se inicia con el libro Vigilia del jazmín (1952), cuando práctica una poesía de testimonio personal y existencial, dejando el grácil retoricismo anterior. Esta fase se completa con La cicatriz y el reino (1964), A dos aguas (1962) y Sinusoides y puzzle (1970). Premios Premio Nacional de Poesía (1959) Referencias Wikipedia – https://es.wikipedia.org/wiki/Rafael_Laffón
Rogelio Buendía Manzano (Huelva, 14 de febrero de 1891 – Madrid, 27 de mayo de 1969) fue un poeta español perteneciente a la generación del 27. Doctor en medicina, dirigió revistas literarias como Renacimiento y Centauro de Huelva, y colaboró asiduamente en las vanguardistas Los Quijotes, Tableros, Grecia, Cervantes, Ultra, Horizonte, Alfar y Papel de Aleluyas. Sus tres primeros libros poéticos se incardinan dentro del modernismo: El poema de mis sueños (1912), Del bien y del mal (1913) y Nácares (1916); pero con su libro La rueda de color (1923), donde acogía poemas ya publicados, se situó en el ultraísmo.