...
Eres tú, he de encontrarte, eres tú
torcido en mi pecho
llaga en mi sangre humana.
Hay muchas vidas en orfandad:
no seamos enemigos para nosotros
que hablen todos por los yoes.
Deja que los poemas se aplasten por su propio peso
déjalos caer
por tus muslos ciegos
y por tu espalda llena de mis índices.
Bien sabes como yo
que no hay leyendas sobre la piedra
que no nos involucre
y bien sabes
que yo poematizo tus piernas y lunares
que poematizo sobre tus poemas.
Y que yo. ¡Yo!
busco en el idioma un rey.
No sé cómo está mi hambre ahora
—desnuda, con más hambre, amplia,
sin orilla, con jaulas -
pero mi emoción es verdad.
Mi mano es verdad.
Bien sabes que eres una noche inagotable.
Inmensa poesía que me revela
cuando cierro los ojos.