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Soñar, sujetar al olvido por la oreja
la desoreja y el preolvido
que se sueñe otro mundo, otra gladiola, otro astro
otra vida, otra flor ¡otro polen de nido!
esta tarde me basta, esta tarde me exprime,
me basta el sonido de la abeja
y el tintinear de la hierba con las hormigas dentro;
quiero un ojo
y revelarme al fin.
Desde ayer
he empezado a quererme, a sentir alivio en la mejilla
en la constelación del útero
¿Dónde bebían los pájaros encerrados en jaulas
si desde ayer ya tu sombra fija en el destello del sur
fue mío?
Fui solo por esa claridad de la uva
por ese matorral de la espiral y la noche
abracé a algunas muchachas de las calles de Quito
y vimos algunos espejos:
visité el sudor tuyo
y me pareció una batalla elegante: sentirme vivo
tras tu espalda
¿Nos reconocieron los discípulos?
Dejé al día despeinado
con sus inmensas olas y sus cetáceos en el fondo de la lira
de agua:
dejé la tarde, dejé la vida, dejé el poema
vestido
alborotado
como un tren de una canción borracha:
inmenso jardín desnudo con amapolas abiertas dentro.
Es en tu frente donde se fundará la patria:
en tus mejillas pondré mi bandera
y es en tus cejas donde estacionaré mis anhelos
y vuelos
y finalmente es en tu boca
donde plantaré mi himno nacional
que dará fe así:
es en tu lumbre donde acaba el caudal
es tu palmo secreto el dador de la especie
de ti, el primer azul, célula de la vida
alma en caída y picada, alma con hambre
y gozo:
en las noches apareces con tu hemisferio ahogado
cercándolo todo, levantando horas
paraísos, rosas solo una vez nacidas:
ovillo de la primavera
tú todo lo ordenas: la razón infinita
y el polen perdonando: