...
...
Merodeo el poema
y entras tú a callar la belleza.
El puñal avanza,
el golpe del lirio y el capulí abandonado,
hay guerras en tu sombra
por el desliz que hace mi boca...
tu sangre es chamiza
mi cuerpo de oropel beduino;
tu sangre avanza, cae en mí
inunda valles: me recorre largamente:
me besa.
Me besa tu sangre.
Y yo la beso.
Copio lejano estas líneas de árboles
y sustancias,
respiro
me quedo quieto ante tu quietud.
Trepo onírico por tu saliva
y voy
agazapado en la noche del óvulo.
Desde el centro de todo
tu ternura parece tan firme.
Choca tu monarquía de alas del sur
con la masa de ángeles
que se precipitan airados todos.
Agujero.
Ceniza.
Humus cerca del horizonte: hojas y sombra
no hay un solo día que no te piense
ni bese
ni alabe tu nacimiento de patria dorada.
Planta nupcial:
señor del albaricoque
fuga tú tu alma a mi humedad, crespa
tu sonrisa
como música hirviendo en mi espalda
trepa por los años hasta desvestirme.