...
Se me acabó la piel, anoche
entre tantos whiskys y rondadores.
Soy lo que se ve de mí detrás del humo de un cigarrillo barato.
Ya se verá, como el reflejo en el mar
las consecuencias de tu mirada
y tu cuerpo
en mis espacios en blanco,
en mi escritura y,
en mi muerte,
que bien es un segundo encuentro
conmigo mismo.
Es la Tierra la que me llama
de esconderme en el humus,
de sacar raíces,
de plantar lo que se ha retirado,
de remover los instantes
que tantas veces no fuimos;
de escuchar las alabanzas de la cofia.
De sacar a relucir el oro que se ha guardado
cuidadosamente
entre los naranjos aun verdes.