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La miel guardé y se me agrió la mi… —Mariposa con sed junto a mis rosa… Guardé la luz y se extinguió en lo… —Noche la de tu amor... ¡Y sin au… Guarde el beso... y el beso se hiz…
Tú eres un espejismo en mi vía. Tú eres una mentira de agua y sombra en el desierto. Te miran mis ojos y no creen en ti. No estás en mi horizonte, no brill…
Para mí, Señor, no es necesario e… Y lo único que realmente necesito…
Era mi llama tan azul, que por muc… Después, la llama aquella quemó el…
Para el amor más olvidado cantaré esta canción: No para el que humedece los ojos t… Ni para el que hace ya sonreír con un poco de emoción...
El primer velo era blanco y se desprendió suavemente, como nube llevada por la brisa. Rosa-lila, el segundo –ceniza sobre rosas–. Y como una rosa, se deshojó en el aire. Un tercer velo ...
Donde tú estás, están la paz y el… No más noches de lluvia ni alborad… Tus fríos pies están fuera del mun… se quedaron colgando por el borde del mundo... Y en tus manos, siemp…
Poesía y amor piden paciencia. Am… Esa preciosa, aromática resina que…
Es inútil querer dar un cauce a mi…
Salí de ti hacia la madrugada. Se… Salí de ti. El cielo era tan gran…
He ido descortezando tanto mi poes…
Para que el niño de los ojos manso… arranqué del jardín mis rosas blan… Y mis rosas rojas... Para que juegue con sus hojas el niño de los ojos mansos
El viajero ha saltado ágilmente a su caballo, pronto a partir. El camino se extiende recto y empolvado hasta el horizonte: y mientras pruebo la resistencia de los arneses y el buen amar...
Habíamos caminado mucho; pero ahora ya era todo tan firme, tan exacto, que una profunda sensación de desconsuelo nos invadió serenamente, empezó a circular despacio, como aceite vertido...
¿Y esa luz? —Es tu sombra...
