Dulce María Loynaz

Ana Belinda

Donde tú estás, están la paz y el sueño.
 
No más noches de lluvia ni alboradas serenas.
 
Tus fríos pies están fuera del mundo,
se quedaron colgando por el borde
del mundo... Y en tus manos, siempre llenas
de juguetes y besos, ya no hay nada.
 
Yo distraídamente contaré
un día:
 
—La ancha sombra
de sus pestañas
oscurecía las azucenas...
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