El comienzo
el cimiento
la simiente
latente
la palabra en la punta de la lengua
inaudita inaudible
impar
grávida nula
sin edad
la enterrada con los ojos abiertos
inocente promiscua
la palabra
sin nombre sin habla
Sube y baja,
escalera de escapulario,
el lenguaje deshabitado.
Bajo la piel de la penumbra
late una lámpara.
Superviviente
entre las confusiones taciturnas,
asciende
en un tallo de cobre
resuelto
en un follaje de claridad:
amparo
de caídas realidades.
O dormido
o extinto,
alto en su vara
(cabeza en una pica),
un girasol
ya luz carbonizada
sobre un vaso
de sombra.
En la palma de una mano
ficticia,
flor
ni vista ni pensada:
oída,
aparece
amarillo
cáliz de consonantes y vocales
incendiadas.
en el atoro la sombra del fuego llama rodeada de leones
en el fuego tu sombra y la mía leona en el circo de las llamas
ánima entre las sensaciones
el fuego te desata y te anuda
Pan Grial Ascua frutos de luces de bengala
Muchacha los sentidos se abren
tú ríes –desnuda en la noche magnética
en los jardines de la llama