Jocelyn García

Presagios

Desde que abrí los ojos
Me quede mirando fijo al techo
Sintiendo su respiración
Su brazo rodeando mi pecho
El cantar de un gallo a lo lejos
No me sentía ni feliz ni triste
No era algo que yo hubiera planeado
Se sentía como quién conoce la fecha de su muerte y que cualquier esfuerzo resultaría igual de inevitable
Era un presagio exclusivo de la mujer
Como cuando sabe de peligros, de traiciones y malas decisiones
Era un sentir similar pero esta vez solo me decía aquí se ha terminado, hoy se termina.
No me negué a la sentencia, pues me aferraba a quien ya no me sostenía.
Y es que todo funcionaba cuando nada funcionaba
Y es que los te amo se escuchaban como rugidos en medio de la imposibilidad.
Pero el agua calma nunca le gusto
Y yo nunca escuché las advertencias
Era él quien llevaba el volante, el mapa y control mientras yo solo sostenía la esperanza en forma de rosario.
 
Baje las escaleras y en todo el recorrido pensaba en su egoísta decisión
Aunque la lógica y las fuerzas metafísicas me lo advertían
Mande una señal a ver si encontraba redención, ese amor perdido, ese vínculo que se extinguió  en él propio abrazo y en el beso
 
Encendí mi auto y ya estaba abierto el portón como a un animal que ha vivido toda su vida en cautiverio y ahora frente a la libertad se siente perdido
Las puertas estaban bien abiertas dándome la despedida
No me atreví ver al retrovisor pues sabía que nadie me despedía porque nadie esperaba que fuera la última vez.
 
A veces es bueno vivir en la ilusión y pensar que él no lo sabía, no sabía que sería la última vez e ignorar cada palabra y cada acto que sentenció mi partida.
 
Al final uno se queda con la eterna duda de quién tomó la decisión.
Ella que sabía que se iría o él que actuó para que ella se fuera.
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