La ciudad sangra en prejuicios,
Alteran la acera con fortuitos,
Poses de circo.
Grandes faenas,
Un sorbo al consumismo,
Maldito protagonismo,
Que lesiona los domingos.
Cada quien muere por su bandera,
Se aferran a su color,
Arde la hoguera,
Se postula el invasor.
Periferia de penas,
Gritan desprestigios,
Ante la institución,
Que luego aman.
Se disfrazan y olvidan,
Cualquier retribución,
Por la que antes preguntan,
El precio de su valor.
Gran juego de tablero,
Ajedrez moderno,
Con reglas del viejo,
Simulación del suceso.
Porque gritan hacer historia,
Llenan las redes de conceptos,
Nuevas mitologías,
Obscenos los hechos.
Que van enumerando,
Queriendo romantizar,
La violencia de los actos,
De quien ya no tiene voluntad.
Y dice y repite,
También se contradice,
El poder es el desfile,
De los merolicos asumibles.
La muralla está construida,
Desde hace mucho tiempo,
No es física,
Ni ficticia.
No fue construida,
Por solo una persona,
Tiene el alma almacenada,
De varias guerras ganadas.
Mientras la ciudad se desangra,
Los mismos brindan,
Los amigos se insultan,
E inmediatamente se hacen enemigos.
Edifica la barrera que nos define,
Menciona que somos tan ignorantes,
Los que no piensan como tu,
Porque ni siquiera existen.
Tu pasión de masa amaestrada,
Tu ilusión de basura humana,
Que pretende adornar,
Su muro de Facebook.
Con victorias falsas,
Ideologías y danzas,
Ilustres fotografías,
Postulaciones disfrazadas.
Al fin y al cabo, la muralla,
Cada día es más sostenible,
Con clichés febriles,
Adornos grises.
Con luz infinita,
Ignorancia retroactiva,
Opresión de objeto,
Calumnia de ciervos
La muralla estalla,
Cuando por la mañana.
Vuelve a ser edificada.