Gritos de pasión y suerte,
Estímulos valientes,
Dulce sensación,
El viento sobre las redes.
Muestra sus dientes
El crack de la colonia Talleres,
Glorias amateurs,
Uniformes de Valle Verde.
Que abismo tan vacío,
Años ochenta,
El recreo del insumo,
Arte del consumo.
Mientras unos planeaban,
Comerse el mundo,
Encima de patinetas,
Guns and Roses y mtv Latinoamérica.
El ídolo se forjaba en las canchas,
En el Venustiano Carranza,
Donde hoy descansan,
Sobre concreto las revanchas.
Que poco queda de ellos,
Los héroes de la escuela,
Los sepultados y las gambetas,
La melancolía de centella.
El crack crecía creyéndose,
Y si Diego esto,
Y si Diego aquello.
La mano de dios,
Valdano avanzando,
Ese amague al teutón,
El dios del gol.
El crack avanzaba,
Goleo tras goleo,
Hasta que sucumbió,
A las presas del éxito.
Que aun ni llegaba,
Porque adolescente,
Un ruta 21,
Lo doblegó al retiro.
Y ya no pedían por él,
Ni siquiera se acordaban,
De los goles,
De las gambetas.
De los años ochenta,
Karate Kid,
Depredador,
Michael J Fox.
El murió según sus palabras,
El día que el campo fue derribado,
Lagrimeo su fracaso,
Porterías oxidadas,
Sin tiro al marco.
El caño del diez,
Cerca del panteón,
Tierra suelta,
Porras de discoteca.
Te lo cuenta un anciano,
De solo 43 años,
Cojeando de una pierna,
Tristeza en vestimenta de esclavo.
Y esas llagas en la piel,
Que se salen del ayer,
Y a jugar comienzan,
En su Venustiano carranza.