¡Ay, pobre doña María,
ella que no sabe nada!
Su hijo, el de la piel manchada,
a sueldo en la policía.
Ayer, taimado y sutil,
rondando anduvo mi casa.
¡Pasa! —pensé al verle—¡Pasa!
(Iba de traje civil.)
Señora tan respetada,
la pobre doña María,
con un hijo policía,
y ella que no sabe nada.