Eodig

El perfume de la sombra

Mientras tu alegría llora desconsolada en tu habitación
La tristeza se sonríe, te deja una palma en tu hombro
Se escapan tus lágrimas de las ventanas de tu cuerpo
Sientes en la garganta, una piedra, un pedazo de escombro
 
Madura el temblor en tus piernas caminantes
Se caen como pétalos, tus ganas de seguir
 
Entonces acuestas  el dolor en una cama
Recuerdas todo, la piel se eriza
Y arde el dolor, se enciende el fuego
Quema la sangre, se vuelve ceniza.
 
Y piensas, sueñas y despiertas
Revives el momento en sumergida lentitud
Todo vuelve a derrumbarse,
Se perfuman las sombras con el polvo
Y junto al aire que sopla la soledad
Me tumban, otra vez, sobre el lecho pensante.

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