La prodigiosa banda en la glorieta
levanta de pronto el aire del año veinte
y sopla entre las cintas blancas
de la esbelta muchacha por la que no [pasa el tiempo.
Y taciturna, inmóvil, agradable, diferente,
con vagos y bellos ojos mira
la primavera de otro año
—lejano ya, lejano el año veinte.
No mires, no, mi cuarto, mira la glorieta,
no mires, no, la página vacía?
vuélvete al músico, a la brisa
moviendo el empolvado telón de los [laureles.
Por ti no pasa nunca el tiempo.