Eliseo Diego

Calma

Este silencio,
blanco, ilimitado,
este silencio
del mar tranquilo, inmóvil,
 
que de pronto
rompen los leves caracoles
por un impulso de la brisa,
 
Se extiende acaso
de la tarde a la noche, se remansa
tal vez por la arenilla
de fuego,
 
la infinita
playa desierta,
de manera
 
que no acaba,
quizás,
este silencio,
 
nunca?
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