Bajo el sol dorado, risas flotan,
como cometas de infancia perdidas,
el murmullo del mar, voces que brotan,
promesas de eternas, cálidas vidas.
Noches estrelladas, susurros libres,
cada brisa cálida trae el eco
de amores y sueños que nunca mueren,
historias en arena, un dulce hueco.
El verano se va, mas no olvida,
su esencia perdura en la memoria,
en cada rincón, su luz nos anida,
y el tiempo convierte en dulce historia.
Y aunque se apague su sol brillante,
su eco en el alma siempre será constante.