La aurora se desliza con paso sigiloso,
rozando con su aliento la calma del sendero,
susurra entre las hojas un eco tembloroso.
Los lirios en el valle suspiran su esmero,
tejiendo entre las sombras un dulce murmullo,
y el río, con su canto, se torna mensajero.
Tus pasos van errantes bajo el cielo en arrullo,
se mezclan con el viento, se funden en la brisa,
y en cada suave aroma descubro tu orgullo.
El alba nos sorprende sin sombra ni premisa,
la vida es un susurro que danza en el abismo,
y el tiempo nos contempla con plácida sonrisa.