Mariposa de la Primavera
Oh, mariposa Monarca, bella y etérea,
tus alas de fuego en el aire danzan con gracia,
de México a Canadá, sin frontera,
tu viaje es una hazaña, una proeza sin par.
Tus alas, cual susurro de seda al viento,
son más fuertes de lo que a simple vista parecen,
cruzas montañas y valles sin detenerte un momento,
en una danza migratoria que a todos nos asombra.
Oh, mariposa Monarca, anunciadora de la primavera,
tu llegada es sinónimo de vida, de renacer,
te posas en las flores, tu néctar bebes con prisa,
un festín floral que te da fuerza para tu travesía.
De huevecillo a oruga, de crisálida a mariposa,
tu metamorfosis es un espectáculo sin igual,
una transformación mágica que a todos nos maravilla,
un recordatorio constante de la capacidad de cambio y evolución.
Pero tu existencia, oh mariposa Monarca, se debate,
la deforestación, el cambio climático, la contaminación, amenazas letales,
la pérdida de tu hábitat y de las flores que te sustentan,
una desgracia,
una llamada urgente a la acción, a la conservación, a la protección.
Oh, mariposa Monarca, reina de los cielos, te cantamos,
te honramos, te admiramos, te respetamos, te queremos,
te pedimos que continúes volando, que continúes inspirándonos,
que continúes siendo un símbolo de esperanza, de resiliencia, de belleza.
En tu vuelo, en tu danza, en tu viaje sin descanso,
encontramos un recordatorio de la fragilidad y la fuerza de la vida,
de la necesidad de cuidar nuestro planeta, de proteger nuestra casa,
de apreciar la belleza que nos rodea, de celebrar la existencia de la mariposa Monarca.
