En los bosques de México, una joya se esconde,
mariposa Monarca, bella, etérea, suavemente explora,
su vuelo es un misterio, una danza que encanta,
su existencia un tesoro que la Tierra nos regala.
Pero hoy su supervivencia está en peligro,
la mano del hombre amenaza su futuro,
la tala de árboles, la contaminación, el cambio climático,
son males que la acechan, que su existencia oscurecen.
Oh, mariposa Monarca, embajadora alada,
tu viaje migratorio nos enseña la importancia de la unidad,
de la naturaleza, de la vida, de la conservación,
de la necesidad de cuidar nuestro hogar, nuestra comunidad.
Tus alas de terciopelo, naranja y negro,
son un símbolo de esperanza, de resiliencia, de fuerza,
un recordatorio constante de la belleza que nos rodea,
de la necesidad de protegerla, de cuidarla, de conservarla.
La mariposa Monarca necesita de nuestra ayuda,
de nuestro compromiso, de nuestra acción, de nuestra voz,
de la conservación de su hábitat, de las flores que la sustentan,
de la educación, de la sensibilización, de la protección.
Porque en su vuelo, en su danza, en su migración,
encontramos un testimonio de la fragilidad de la vida,
de la importancia de cuidar nuestro planeta, de proteger nuestra casa,
de apreciar la belleza que nos rodea, de celebrar la existencia de la mariposa Monarca.
Oh, mariposa Monarca, reina de los cielos, te cantamos,
te honramos, te admiramos, te respetamos, te queremos,
te pedimos que continúes volando, que continúes inspirándonos,
que continúes siendo un símbolo de esperanza, de resiliencia, de belleza.
Por eso hoy nos unimos, para conservar tu legado,
para proteger tu hábitat, para cuidar tu futuro,
porque entendemos que tu supervivencia es nuestra responsabilidad,
que tu conservación es nuestra obligación, nuestra prioridad.