Las manos de la aurora
Homenaje a las mujeres poetas
Bordaron en la brisa sus estrofas,
con hilos de silencios y de espumas;
la noche les sembró sombras y lozas,
mas ellas alzaron claras sus plumas.
Labraron con la luz sus propios nombres,
latidos hechos fuego en cada rima;
sin más caudal que el oro de sus hombres,
ni más blasón que el alba que las mima.
De mármol esculpieron su destreza,
y en versos destilaron la memoria;
allí donde el dolor dejó su presa,
tejieron con sus voces la victoria.
¿Quién paga con monedas lo infinito?
¿Quién mide con la arena lo impalpable?
Si el verso es un jardín donde lo escrito
florece entre los labios, imborrable.
Y ellas como la aurora en su letargo,
despiertan entre páginas su esencia,
su verbo es un relámpago en el largo
camino de los siglos y la ciencia.
