La memoria
Estoy hecho de memoria,
de rostros que ya no sé nombrar,
de calles que se borraron con el tiempo,
como tinta disuelta por la lluvia.
En mis sueños aparecen voces
que nunca logro entender del todo,
como ecos de un idioma antiguo
que insiste en pronunciar mi nombre.
Cargo el peso de días olvidados,
fragmentos dispersos que flotan
como hojas secas en un río,
y en cada giro se pierden más lejos.
La memoria es un fantasma errante
que me sigue en silencio,
un cuaderno sin páginas,
una puerta que se abre al vacío.
Soy las palabras que una vez fueron dichas
y luego se desvanecieron,
el reflejo distorsionado
de algo que quizás nunca existió.
Todo lo que creí recordar
se ha vuelto polvo en mi mente,
una colección de espejismos
que solo la noche entiende.
Vivo reconstruyendo la historia
de lo que nunca viví,
sabiendo que en el olvido
se esconde lo más cierto de mí.
