Tu ausencia
Tu ausencia es un silencio que se derrama lento,
como el agua que resbala por los bordes de la noche,
empapando cada rincón vacío de mi cuerpo.
Es una herida invisible,
una sombra adherida a la piel
que no se borra con el tiempo,
sino que crece en cada suspiro,
como una cicatriz que respira.
Tu ausencia se enreda en mis manos,
como un hilo que jamás encuentra el nudo,
un laberinto sin salida,
donde el eco de tu nombre se repite
hasta convertirse en ruido.
Habito este espacio que dejaste atrás,
un cuarto en penumbra
lleno de espejos rotos
que devuelven la imagen de lo que nunca fue.
Tu ausencia es más real que tu presencia,
más cierta que cualquier palabra,
es un hueco que insiste en quedarse,
una voz muda que sigue gritando.
No hay descanso en esta espera,
solo el peso interminable
de un vacío que se acomoda en mis huesos,
como un secreto oscuro que nunca se revela.
Y sin embargo, tu ausencia me habita,
como si en ella residiera
la última verdad de todo:
que a veces, lo que más pesa
es aquello que nunca está.
