Amigo, tú que llevas en la pluma
el alma encendida de versos sinceros,
compañero de sueños y senderos,
caminante de auroras y de bruma.
Tu voz es un río de tinta que nos une
esperanza en los días más austeros,
poeta que en letras deja sus fueros,
corazón que en valor se resume.
A carta cabal te nombro, sin miedo,
pues eres del verbo un fiel estandarte,
un eco en el alma, un faro en la tarde.
En tu amistad hallé firmeza y credo,
y en cada palabra, un lazo que arde,
como el sol que un verso dejaste.