No olvides de dónde vienes,
ni la tierra que te vio crecer,
que en la vida hay mil senderos,
pero uno solo es tu ayer.
Las estrellas no se esconden,
aunque el día quiera opacar,
su fulgor en lo profundo
siempre sabe regresar.
Camina firme y sin miedo,
con orgullo en el andar,
que las huellas de tus padres
son un faro en tu caminar.
No hay más carga que la propia,
ni más juicio que el del alma,
quien se niega a su destino
se condena a su nostalgia.
Sé raíz en suelo firme,
sé corriente y manantial,
que quien honra su pasado
forja un porvenir leal.