Dulce María Loynaz

Poemas sin nombre: XLVI

Ni con guirnaldas de rosas deseo sujetarte. No quiero nada tuyo que no brote por propio impulso, como el agua de los manantiales.
 
No he de poner un dedo sobre ti; me es grato recibirte como un don, no como un fruto de fatigas.
 
Si he de bajar hasta la entraña de tu tierra a buscar el diamante que he soñado, guarda el diamante tú, que no lo cambio por mis sueños.
 
De sueños resoñados pude vivir hasta ahora; de diamante ofrecido con desgano, yo no podría vivir un solo día.
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