Carmen Alardín

Trapecio

Tú que estabas, estás y vas conmigo
por la vuelta inconclusa de las horas
cuéntame qué tan hondo vacío el de la cuerda
¡y en la red protectora qué silencio!
Que silenciosa urdimbre de arañas cuidadosas
que tejen con recuerdos de dolor, salvación.
Y qué débil el hilo que sostienen
tus incansables manos buceadoras.
Tú, que de salto en salto amabas
desde entonces con toda la tristeza
que cabe en un adiós y una sonrisa,
cuéntame cómo pasan por tus ojos
por tus manos las cuerdas y las gentes
confundidas con un olor a fieras
y mezcladas de angustia somnolente.
Cuénteme como juega en las alturas
tu corazón, cuando el amor aplaude,
cuando al final del número violento
se ilumina la carpa de la tierra...
Cuando no se si descendiste o vuelas
y sin embargo vas y estás conmigo
no se si a la caída o al destierro,
pues del salto mortal que hay en las horas
sólo sabrá quien inventó el dolor.
Preferido o celebrado por...
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