Afuera está lloviendo. Me pregunto cuándo llegará la primavera mientras observo los chaparrones que rompen el cielo cual frágil cristal. Me he acostumbrado a escribir lo que siento pero he cesado hace tiempo, perdí el interés y la pasión. Me sofocan las emociones que siento y he pensado muchas veces en vomitarlas sobre el papel, no sin antes dar vueltas con esta idea en mente por varios meses y es, ciertamente, tranquilizador hacerlo pero me trae los recuerdos sobre el hecho del cual estoy a punto de escribir. Me trae escenas y sonidos insoportables para mi frágil mente delatora.
La noche cae eternamente y yo caigo con ella, sobre la cama, intento taparme pero los pies siguen fríos, me lleva el vacío al oscuro sepulcral. No me escucho salvo los latidos del corazón.