Augusto E.

La relatividad en la supervivencia individual

La existencia ligada al activismo y desarrollo colectivo en las sociedades más estratificadas

Hace unos días encontré un pájaro perdido, cruzando una calle de tierra. Vivo en un pueblo a 20 km de la ciudad sin movilidad propia, por lo que debidamente, me es imposible llegar a una veterinaria sin hacer un camino a pie de aproximadamente tres horas ida y tres horas vuelta. Este pequeña ave se encuentra en una encrucijada, depende de sí misma para aguantar la fría noche del campo, sin capacidad de volar, habiendo perdido su nido y su fuente de alimento. Con el pasar de las horas, caminando sin rumbo sobre sus dos patas se recostará en el suelo desgastada de energía esperando que de un aventón encuentre su hogar, que queda en la cima de los ceibos y ombúes arriba de ella aunque solamente levantaría la pesada cabeza para recibir comida que luego de tanto caminar desea con ansias. La miro con preocupación, podría tomarla y hacer el camino a pie, aunque para esa hora la veterinaria estaría cerrada, buscaría como alimentarla pero ¿comería de mi mano? ¿Tomaría agua del engendro gigante que tiene en frente? Se escaparía constantemente de mis manos y caería al suelo inusitadamente disminuyendo sus chances de vivir en un porcentaje aún mayor. Hace un tiempo escuché que a las aves perdidas hay que dejarlas caminar su rumbo porque las otras aves siempre están buscándolas. Pero la estuve mirando a lo lejos y ninguna ave se ha comunicado ni ha intentado acercarse. Entonces me pregunto, cuántas chances tiene el ave de sobrevivir? Depende de sí misma? ¿Cuándo deja de ser un ente dependiente para servirse de sí misma? Vemos en la naturaleza solo los animales que lo han logrado sin pensar en las miles de criaturas que no, esta ave tuvo hermanos que, gracias a su accidente, tendrán más alimento, más fuerza y energía para volar antes del invierno. Migrar y reproducirse en zonas cercanas al Ecuador. Pero esa no es la procupación de esta pequeña ave que en su desesperación niega la realidad casi inminente que se atañe la soledad. Ahora, la cuestión en sí es pensar si sobrevivirá. No puede alimentarse por sí misma, no puede llegar a casa por sus propios medios. Está atada a los demás depredadores y a sus propios pares de que deseen salvarla. Así su entorno la condena o salva. Debido a una espontanea caída, esta magnifico espécimen ha caído en situación de extrema vulnerabilidad y puede fallecer en su intento por salir culpa de su perspectiva. El ave observa el suelo y corre, muchas veces en círculos, a paso rápido avanza y retrocede mirando alrededor si existe la esperanza. Pero no la hay. No sobrevivirá la noche porque en busca de ayudar, el humano la toma entre sus manos, se le cae una vez, la lleva al veterinario y le dicen que el alimento no lo va a comer, está fría y el estómago de un ave tan pequeña puede retorcerse y flaquear tanto que un solo trago de comida sería fulminante. entonces regresa casi con el cadáver de un ave para dejarlo en la caja que armó y dejarlo morir. Se entiende entonces que el ave tiene como destino la muerte sucumbiendo a sus propias capacidades pero es relativo si tenemos en cuenta la acción e inacción del resto.

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