I
Entre el atlántico mi frenesí,
perpetúa voluntad de ser yo mismo,
entre los relieves del abismo
Te miro y siento que nunca viví
Solo, en la eternidad del vacío:
mis cavernas, mi deber y mi rito
Ya soy uno con el todo infinito,
con la espuma verde del rocío.
A pesar de todo, eres ausencia.
El ave se fundirá con el viento
y amanecerá siempre violento
Cielo, sinfónico mar de neblina.
Entre nosotros nace la inmensidad
es de dos: entre tú y mi soledad
II
Lejana, perpetua y delirante
tu movimiento en el viento se cría
mujer, llama invisible de día
tu engendras la noche equidistante
Ave rota, silencio ensimismado,
nubes rojas, el océano herido
mujer, apología del olvido
eres como un rayo inapagado
Las barcas de tus ojos se extravían
flecha, espada, oh llama ardiente
eres de la noche un accidente
brisa marina el viento que se parte,
susurra, si volviera a empezar,
mujer, te encontraría sin buscarte.