He aquí otra noche de ser
un mal intento de mí;
desolado está el jardín,
desvanecida la fe.
La eternidad debe ser
el hambre del colibrí
que se muere por vivir,
que fallece por querer.
Desconsoladoramente
esta noche no es eterna
y el cuerpo también perece.
Como el colibrí, mi pena
es temer que el mundo cese
antes que el querer se muera.