De este batey, que el ojo contempla conmovido,
Metrópoli minúscula de viejos cafetales,
Hoy sólo queda el viejo caserón derruido
Y las losas oscuras de los anchos portales.
Muros rotos denuncian el incendio y la guerra;
Secos pozos acusan una sed milenaria.
Emigraron los gallos, de su hogar, a la sierra,
Que les ofrece grata vivienda hospitalaria.
Nada turba la paz de estas horas tranquilas.
Gatos de lomo eléctrico rondan por los tejados,
Y hay en la incandescente fuga de sus pupilas
La idiotez novelesca de los cuartos cerrados.
Golondrinas de antaño duermen en los aleros.
La luna ha amortiguado su pasado derroche.
Valleinclanes barbudos triscan en los potreros,
Y unamunos de nieve atraviesan la noche.
Zigzaguea en el aire un aletear esquivo;
Perros aspaventeros ladran sin causa cierta.
Y colgado a su poste, pobre globo cautivo,
Enmohece, apagado, el farol de la puerta.