Tus blancos hilos rozan con el viento,
susurros suaves de un ayer dorado,
sabiduría en tiempos cincelado,
siguiendo el ritmo lento del momento.
La vida te ha esculpido a fuego lento,
dejando en ti su trazo inmaculado,
dolores, risas, todo lo ha grabado,
en cada hebra fulge el sentimiento.
En tu mirar destella la ternura,
recuerdos de inocencia y esperanza,
que el alma al fin contempla con dulzura.
Y aunque el ocaso su luz ya no alcanza,
sigues brillando en noble vestidura,
tejido de oro en sabia remembranza.